Regreso a la oscuridad

La consagración del gran pelele como el campeón de la Dinomaquia en la legendaria arena del imponente Chukan Neki conmocionó a todos los presentes. Los gritos y vitoreadas aturdian entanto las olas desenfrenadas de tosgon se movilizaban por las gradas dejando más de un herido. Se vieron, también entre las multitudes, la exigencia de pago de un sin fin de apuestas reclamadas a los Coztic Netla que significó para algunos un rotundo cambio en sus vidas en tanto para otros, su muerte. Fiel a su estilo, Olocan se asomó por el balcón de su palco y levantando las manos llamó al silencio. Los relatores se prepararon para ser el eco de sus palabras por todo el estadio.

  • ¡Amigos, hermanos! ¡Pueblos Tosgon! - tocándose la barriga y gesticulando una gran sonrisa en su rostro miraba al estadio todo - hoy hemos celebrado otra gran batalla en nuestra casa. ¡Ha terminado el Terror de las fauces! ¡Y ha surgido el gran pelele! ¡Un nuevo Campeón del Chukan-Neki! Las multitudes a medida que finalizaban la réplicas los relatores estallaban en júbilo.  Poniendo sus manos en su cinturón continuó, fiel a su estilo, - así es...jeje.. Pero deben saber una otra cosa - hizo una pausa dejando que las réplicas de los relatores llevaran la incertidumbre a la audiencia tendiéndola en pleno silencio, expectante - ¡Hubo un intento de asesinato! ¡Hubo un intento de asesinato! - reiteró. A mí, a Olocan, y estos forasteros lo han evitado. Han evitado que Chakin, ¡mi hermano, mi amigo, mi mayordomo!, cumpla con su plan y destruya los cimientos de nuestra ciudad. Así que, pueblo de Inamac díganme ¿¡¡¡que haremos contra quien atentó contra nuestra ciudad!!!? ¡Contra nuestras apuestas! ¡Díganme!. Como una erupción, desde las gradas, surgían las más diversas manifestaciones en contra de Chakin irrumpiendo el discurso de Olocan, solicitando la muerte de Chakin conforme a todas las torturas y modos conocidos por los Tosgon. Olocan prosiguió - quiero que sepan que estos forasteros desde hoy son nuestros Icniutla Mati. ¡Por lo que hoy habrá celebración!. El estadio en plena efervescencia se desbordó y coreo ¡Olocan! ¡Olocan!. El agua ardiente comenzó a correr por las calles de Inamac antes que los Tosgon pudiesen salir del estadio. 

Sigfrid y Ralminiarrak, pero especialmente el Gran Pelele saludaba a las gradas mientras en su regreso a los túneles internos del Chukan - Neki recibió felicitaciones y el reconocimiento del mundo gladiador. Mientras Dern, Nippur, Glodin y Oreon se dirigieron al Tekan Topol junto a Olocan y los Jalmina. En los vestuarios del Chukan-Neki Sigfrid recibió atención médica y posteriormente él y Ralmin recuperaron energía en un sauna tosgon. Luego de un rato, ya aseados reuniendo sus pertenencias y no sin antes tratar de animar a Jilonen, el entrenador del Terror de las Fauces, se dirigieron hacia el Palacio de Olocan. Allí el festín ya había comenzado con una entrada de finos y variados platos propios de la cocina Tosgon. Nippur y Oreon degustaron algunos, por su lado Glodin abrió su apetito a todos pero Dern consideró definitivamente sobre algunos platos que no era necesario hacerlos tan fastuosos para cubrir una necesidad tan básica como el hambre. 

Glodin y Oreon, gracias a la introducción de Laotsal, se presentaron ante unos representantes de pueblos Tosgon que habían sido invitados al banquete. El primero dió un paso al frente y se presentó, una máscara de piedra volcánica agrietaba su voz. Soy Nemac - dijo-, seguidor de Akbal. Su armadura de piedra volcánica llamó la atención particularmente de Dernwick, dado que al hablar mutaba de color.  Otro, vestido con pieles de dinosaurios de colores con un barbijo de colmillos hizo lo propio. Soy Ikaúso, líder de los Jinetes de los Raptores y seguidor de Apis - se presentó con un pequeño seseo en su pronunciación. Por último, vestido de diversos fragmentos de armaduras de la superficie, y un casco roto de un costado, se presentó. Soy Moyotl, identificándose como seguidor de Brakane. Su voz era firme y su pronunciación en tosgon más conocida por la compaudaz. Entre bocaditos y jarras de aguardiente rompieron el hielo y platicaron un buen rato, desde el escape de Hasti Laatus de la Compaudaz hasta la victoria del Gran Pelele sobre el Terror de las Fauces, los cojines Tosgon hicieron de apoyo al oido. Olocan satisfecho participaba de las conversaciones con su voz gruesa y simpaticona. La velada se interrumpió con el ingreso de un orco, de contextura media, ataviado de cueros de dinosaurio con plumas y cascabeles colgando en sus brazos y piernas. Su collar de huesos de distintos colores, hizo pensar a la compaudaz que se trataba de un seguidor de Hunhao. Olocan lo saludo con un simple ademán, levantando la mano en señal de saludo reluciendo sus anillos que seguramente tenían más de una historia de apuestas perdidas y ganadas. La figura permaneció atento a las charlas que se estaban dando entre ellos pero con distancia.

El camino de Sigfrid hacia el Tekan Topol fue lento pero plagado de grandes momentos, de abrazos, de besos, de choque de puños y de regalos que honrosamente todos rechazó el campeón. Inamac, quizá, mostró en el ascenso hacía el palacio una de sus caras más sensibles, no sólo el festejo ante un vencedor de la Dinomaquia sino su respeto al mismo, a su tradición. Sin querer faltar a esa demostración Sigfrid no vaciló en detenerse cuando la situación lo requería. Luego de una larga caminata, llegaron junto a Ralmin al quinto piso de Inamac Joshim, allí unos Jalminá los guiaron y abrieron las puertas del Palacio. 

¡Llegó! - grito Olocan dando un salto sobre sus almohadones de cuero de deinonichus finamente bordados - ¡Adelante amigos! ¡Ven aquí Pelele! - Hizo un ademán hacia la cocina. Sigfrid le respondió con su mano en alto y ocupó el lugar designado. De la cocina salieron los mozos con el plato principal de la velada. Dos cuencos grandes y otros pequeños. Sirvieron los cuencos grandes primero a Sigfrid y luego a Olocan y los distribuyeron entre los invitados. Los representantes Tosgon se acercaron para no perderse ese plato. Estaban alegres de ver entrar al Gran Pelele, dado que estaba en boca de todos su hazaña. Sería una historia para contar a sus columnas de Tosgon, ya que las historias del Gran Pelele serían compartidas entre ellos. ¡Disfruten este manjar! Es raro comer sopa de espinosaurio. Es exótico incluso para nosotros. Todos se acomodaron en sus almohadillas con sus cuencos mientras Olocan continuaba ¡Así que.. - tocandose la panza y recostandose sobre sus finos almohadones - cuentanos sobre tu batalla! - hubo un momento en que parecías muerto ¡jajaja! ¡Qué momento tan divertido! ¡Tus amigos estaban blancos de miedo! finalizó con una gran sonrisa: - ¡Queremos escucharte!

Sigfrid relató en primera persona su combate, sin duda una experiencia vivida dentro de las fauces de la muerte. A medida que continuaba pasando el aguardiente los temas fueron surgiendo entre los comensales. De la conversación, ante una pregunta de Derrick, Olocan esclareció quien fue el que se degollo y apuñaló el corazón al morir el Terror de las Fauces. Era Tolte-Catl, dueño del criadero, su hijo Ne-Catl que estaba presente pasaría ahora a ocupar su lugar. 

Nippur solicitó a Oreon que oficie de traductor con los representantes. Nippur se presentó nuevamente y expuso su ideal de reunir a los Tosgon para enfrentar al mago blanco y a la reina roja para poder pacificar Tierra de Lagartos. La cara de consternación de sus oyentes reflejaba sus posibles acciones, solo uno de ellos lo escuchaba y continuaba tímidamente en el mismo tema pero con mucha vacilación. Hasta que Nemac dijo finalmente que sus quince seguidores podrían ayudar en esta empresa. Nippur se culpó por no poder encontrar las palabras adecuadas, o quizá no las había, para convencer a los representantes de luchar. ¡No podemos nosotros! - decía Ikaúso. En caso de una invasión nos iríamos - decía Moyotl. Es imposible unir a los Tosgon - repetían a coro los dos. Desde atrás de la sala la voz de la retirada figura se alzó entre las conversaciones. ¡Se puede hacer pero es difícil!. Olocan miró de entrecejo y comprendió que uno de los temas importantes de la velada había dado inicio. La presencia de esta voz se volvió una especie de columna del Chukan - Neki, pero en este caso del Tekan Topol sobre la cual se centró el peso de las preguntas de la compaudaz contenidas por la abovedada sala. 

Por favor, explícate un poco - dijo Glodin. No nos hemos presentado soy Glodin PiernaCero, y ellos son mis compañeros Nippur, Ralminirrak, Oreon, Dernwick y Sigfrid. Formamos la compaudaz y hemos estado mucho tiempo caminando por Sisalikudra. Nos gustaría escucharte - finalizó con un ademán caballeresco -  dado que hemos tomado como misión la pacificación de toda esta tierra. 

Entre los míos soy conocido como Netzawal - hablaba de forma tosca, con una pronunciación en Tosgon un tanto difícil de seguir. Es cierto lo que dice tu amigo sobre el mago blanco es una verdadera amenaza tanto para los vivos como para los muertos. La Horda Blanca es real, tal como indican los Lienzos de Senteua, es como dice la profecía del Final de los Tiempos: “Lo devora todo y va creciendo hasta que no queda más nada. Sólo todo blanco.” - enfatizó -. Incluso tu amigo Sigfrid debería temer. Como decía - prosiguió el orco - acercándose un poco más al grupo principal - es posible hacer lo que dice tu amigo calvo. Pero no es fácil unir a los bulliciosos pueblos Tosgon. Para poder estar próximo a ese objetivo hay que convencer a los Chimal-Hotzitl. Aquí en la región en la cual nos encontramos hay seis de ellos: Kaunakatl, quién lidera los Acechadores de Tacla-Tui, se encuentra al oeste; Kapotsaui, es el lider de los Cuernos Negros, se encuentra apenas al sur; Unraja, conocido como el brujo, es el lider de los Depredadores de la Oscuridad, se encuentra al este; Baic, es el líder Tosgon de la Tormenta de Fuego, se encuentra varios días al sur; Sitlal, lidera los Colmillos de Bradnawill, se encuentra al noreste y Zinac, el líder de los guardianes de las estalactitas, se encuentra varios días al sur. Todos quedaron pensativos tras las palabras del orco. Oreon rompió el silencio con su acostumbrada parsimonia. 

  • Disculpa, ¿Que quieres decir o a que te refieres cuando dices que Sigfrid debería temer? 

  • Netzauatl, con un tono más lento retomó la idea - La Horda Blanca no solo crece con los cadáveres de los vivos, sino que también absorbe a los espíritus de la región. Entiendo que tu amigo es un espíritu.

  • Ahora comprendo - dijo Sigfrid, y te agradezco tu preocupación, resulta que en mi caso puntualmente, no soy un espíritu sino un elemental de magia, que por supuesto me acarrea otras preocupaciones. Término de señalar con un gesto de conocimiento de causa.

  • En efecto - prosiguió Oreon con parsimonia - debe de referirse, Netzauatl, a los espíritus de seguidores de Kidris que han conocido en el camino, no se refiere a muertos vivientes incorpóreos o almas precisamente. 

  • Así es dijo Olocan, tomando una participación insospechada. Es lo único que sé, advirtió, con su amplia sonrisa tocándose la panza, mientras disfrutaba un espinazo de la sopa. 

La velada prosiguió, ya con la inclusión de Netzauatl. Disfrutaron de los manjares que ofreció Olocan, terminando con unas copas de más en algunos casos, todos se retiraron a sus espacios de descanso. En esta oportunidad, los Jalmina escoltaron a la compaudaz hacía el Tecpictamachl, el lugar que en otros tiempos acogía a aventureros de la superficie, mucho antes de que cierren las puertas de Uxmal.

El palacio de los extranjeros, era amplio, lo componían tres habitaciones, una gran sala principal, una cocina, un baño y una caballeriza. Siendo el balcón el último espacio que aportaba a la postre una perspectiva sin igual de Inamac. El bullicio de los Tosgon no llegaba a esas alturas, se disipaba en la gran caverna de Tierra de Lagartos. El silencio que circundaba al Tecpictamachl sumado al baño que tomaron cada uno de los miembros de la compañía, les permitió descansar por primera vez en mucho tiempo en paz. Pudieron relajarse, distenderse y darse el gusto de concebir el tiempo de otra forma, al menos hasta tanto la realidad no se imponga como columna en el infraoscuro. El pequeño pero hogareño desayuno los llevó a meditar entre todos los próximos pasos a seguir. Se dividieron las tareas y salieron al campamento Tosgon para vender algunos objetos que habían obtenido durante su travesía y en algunas aventuras. Al llegar, el campamento estaba desierto, los pocos tosgon que aún quedaban estaban terminando de levantar su tienda y retirarse para continuar con su ciclo nómade. Se dieron cuenta que tal era el silencio que rodea al Tecpictamachl que no escucharon cuando la gran columna Tosgon abandonó las afueras de Inamac. Ante la imposibilidad de realizar alguna de las tareas propuestas en el campamento, Derwick decidió ir a resolver el destino de los Triceratops y sus huevos obtenidos en una apuesta. Le pidió a Ralmin que observe si en el contrato elaborado por los Coztic Netla se hacía referencia al anterior propietario. Una vez identificado quien era, Dernwick, Oreon y Glodin se dirigieron al predio en cuestión y solicitaron hablar con sus dueños. Luego de elaborar propuestas y contra propuestas lograron acordar con el propietario, Dernwick donó los dinosaurios al criadero bajo la condición de que la mitad de las ganancias que se obtengan con ellos sean destinadas a un nuevo orfanato.

Nippur y Sigfrid se dirigieron al Chukan - Neki con el objetivo de mejorar sus técnicas de combate, junto a ellos fue Ralmin para facilitar la traducción. El camino que hicieron era el mismo, pero al mismo tiempo no lo era, las calles y recovecos de Inamac eran iguales, pero ya no estaban atiborradas de tosgon, las barandas y escaleras eran las mismas, pero ya no tenían los mismos colores y los paradores de comida eran los mismos, pero no tenían los mismos olores. Faltaban los pueblos tosgon, aquellos pueblos nómades que dotaban de una vida exultante a Inamac. Habían partido para alegrar y dar vida a toda Tierra de Lagartos, quizá en dos semanas cuando el entretenimiento inicie otra vez en Inamac regresen. Ahora reinaba el sosiego y el silencio, juntos rodeaban al Chukan - Neki que se elevaba frente a ellos como una antigua estalagmita. Nunca se habían detenido a observarlo. Sobre sus grandes columnas se apoyaban poderosos arcos que aseguraban una gran ventilación y estabilidad a la vez que garantizaban pasillos amplios para la comodidad de la multitud. Con detalle se podía observar que algunas columnas contenían inscripciones de antiguos sucesos, nombres de quizá antiguos héroes y adversarios. Otras columnas, al parecer reconstruidas, contaban con inscripciones de nombres y dibujos de criaturas inimaginables. Otras llevaban el nombre de entrenadores y criaderos. En los diferentes tipos de columnas podía observarse los estilos, reconocibles principalmente por el concepto empleado en la construcción o reconstrucción de cada una de ellas. El orden de las columnas medias y altas de la planta baja, por la que ingresaron al Chukan Neki, respondían quizá a uno de los primeros estilos Tosgon. En los arcos que iban pasando por encima de ellos en su camino al gimnasio, las esculturas de las máscaras de los tosgon Akbal, Kumats y los otros se repetían todas montadas sobre los arcos, cuyas columnas advertían un segundo o tercer estilo Tosgon. Unas en perfecto estado, otras erosionadas por el paso del tiempo. Los toscos cortes de las columnas y los arcos no dejaban dudas que se trataba de una de las piezas de construcción tosgon más importantes. Las representaciones de antiguas batallas que cubrían las paredes de los pasillos interiores les evocó diferentes recuerdos. Sigfrid con una sonrisa recordó a su adversario. Nippur por su lado, vio las huellas de Pazurijch por toda Inamac. Y el mago vió en sus ropas los colores de Tierra de Lagartos.  

El gimnasio compartía las mismas columnas del Chukan Neki, su arena de entrenamiento, sus habitaciones de prácticas eran el destino buscado por los aventureros. Sigfrid encontró, entre los entrenadores del gimnasio, a Chico el maestro en la técnica que deseaba perfeccionar. Así que sin demorar se quedaron practicando en el gimnasio del Chukan Neki, Nippur y Sigfrid. Uno por medio de la meditación, en tanto el otro por el camino de la inteligencia. En tanto Ralmin luego de cumplir con su misión de traductor se retiró a comprar unos elementos sencillos para copiar un pergamino en su habitación. 

Al otro día, durante el desayuno la compañía audaz estaba por continuar con el plan inicial, si bien algunas de las cuales eran imposibles debido a que no habían podido adquirir algunos elementos en el campamento tosgon, podían aún entrenar en el Chukan Neki. Pero lo cierto es que la nueva información otorgada por Netzawal lo cambió todo. El grupo se debatió entonces entre cumplir objetivos individuales o colectivos. Sigfrid y Ralmin expusieron primero su posición, similar fue la opinión de Nippur y Dernwcik. Finalmente, Glodin, el más reticente al principio dado a que había adquirido un compromiso con Amokstik, modificó su parecer y decidió acompañar la decisión del grupo de adentrarse en sorbetrach, no sin antes dirigirse al Jalminá y extender las correspondientes disculpas.

Luego de haber ultimado los detalles de la partida y dejar los pertinentes saludos, tanto a Olocan, a Laotsal como a Knetel, la compañía audaz bajo hacia el campamento tosgon, en su descenso vieron como las empinadas y estrechas colinas se elevan desde el suelo como crestas de serpientes perdiéndose en el horizonte oscuro. Con los pies en la base de Inamac, la lúgubre bóveda, nuevamente se abría ante ellos. Ya conocían sus sonidos, el goteo del agua de las estalactitas y chirridos de extraños seres que acechan desde el corazón de la eterna noche.


La densa oscuridad no deja ver más allá de unos pocos pies frente a ellos y el aire cargado de humedad los aguarda. La compañía audaz regresó a la oscuridad.